¡Eureka!
Al comenzar un nuevo ciclo lectivo, renovamos nuestro objetivo: lograr que el aprendizaje sea efectivo. Hace ya un tiempo que siento cierta disconformidad porque considero que deberíamos repensar los programas, recursos didácticos y criterios e instrumentos de evaluación ya que los alumnos de las escuelas secundarias no son los mismos de hace cinco años. Subimos o bajamos algunos contenidos dentro del programa; en las evaluaciones escritas, modificamos algunas consignas, cambiamos los textos pero siguen siendo el instrumento del gran fracaso en las mesas de exámenes. La planificaciones son los extensos cuadros donde copiamos y pegamos año a año lo que piden en cada columna, encabezada por una nueva terminología.
Al interiorizarme acerca de los modelos de diseño instruccional, Addie y Planificación inversa, descubro que son dos modelos que pueden ayudarme a pensar de otra manera al momento de armar una planificación y generar la optimización de la enseñanza y del aprendizaje.
Encuentro muy interesante el punto de partida del modelo Addie: es necesario hacer un análisis del perfil del estudiante que tenemos en nuestras aulas, ese que no es el mismo de hace cinco o diez años atrás. Sin embargo, al escuchar hablar a Jay Mc Tighe sobre el modelo de “Planificación inversa” dije: “¡Eureka! ¡Este es el modelo de planificación que puede ayudarme a contruir una propuesta salvadora!”. Llevamos años centrándonos en el avance del programa cuando en realidad el fin no es cubrir el contenido sino comprender y transferir. Creo que, como dice Mc Tighe, para lograr ese cambio es importante pensar a largo plazo, comenzar con victorias fáciles, con unidades con las que nos sintamos más cómodos, seleccionar aquello que funcionó en el pasado y perfeccionarlo. Generalmente, en las escuelas, todos los años cambian el modelo de planificación, ¡qué interesante sería animarse a aplicar paulatinamente la planificación inversa!
Personalmente, pasada la improvisación vivida en el 2020, adoptaría ese modelo para elaborar una propuesta de enseñanza-aprendizaje en tiempos de pandemia.
Gracias Susana por compartir tu reflexión y por supuesto que lo importante es animarse. ¡Adelante!
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